El blog de Beatriz Navarro sigue creciendo con sus bellos saltos. En Ver de Bea es posible volar con arte sin caer jamás.
Saltar. Un segundo. Dos segundos. Desde un precipicio. Desde un avión. Desde un colchón. Un trampolín está bien. Incluso la acera puede funcionar. O el charco. O la grieta. O la comba. Solo un impulso. Nada más. Levitación en confrontación con el instante. Gimnasia fugaz, perversa, inmediata a la espera de caer. En el ring, en el circo o en el mar. Pero con una fotografía es posible volar, secuestrar la belleza hasta expirar. Tres segundos o una eternidad. Desnudo. Vestido. Con paracaídas. Con capa. Con sombrero. Sin control, en libertad. Y en el aire no hay bondad, ni maldad. Solo el tiempo hacia atrás hasta dejar de soñar. Brincar. Flotar. Bailar. Pensando en llegar al cielo. Arriba. Al más allá. Donde todo es posible sin tropezar. La vida es saltar y aterrizar. Un principio y un final. Y todo acaba en el suelo salvo que te dejes atrapar. Por Beatriz o Cartier Bresson. Qué más da.
Como Beatriz Navarro, Natsumi Hayashi también levita e ilustra esta entrada.